Dios en primer lugar

Escrito el 11/12/2023
Mario Fernandez


¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas. ¿Alguno está enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.” (Santiago 5:13–14, NTV)

Santiago nos ha enseñado que la correcta respuesta cristiana a las injusticias y los sufrimientos de la vida es tener paciencia y confianza en Dios.

Hay tres preguntas, la primera tiene que ver con dificultades o aflicciones y la recomendación es ORAR. Normalmente cuando todo está mal nos quejamos o culpamos a los demás, aquí Santiago invita a orar recordando seguramente las palabras “Invócame en el día de la angustia y yo te librare”. La oración abre una ventana espiritual de fe, confianza y paciencia que nos bendice siempre.

La triste alternativa es entregarnos a la impaciencia, la cual suele exteriorizarse por medio de palabras fuertes de murmuración, de queja y de juramento (Santiago decía que el si sea si y el no sea no). ¿Pero con qué clase de palabras exteriorizamos nuestra paciencia y confianza? La respuesta principal es, sin duda, la oración.

Por eso, hay insistencia en dedicarse a que cualquiera sean nuestras circunstancias, hagamos llegar nuestras peticiones al Señor y derramemos nuestro corazón delante de él. La oración es mencionada explícitamente en cada uno de los versículos 13 a 18.

Jacobo podría haber concluido su epístola con el llamamiento a la paciencia, pero entonces nos habría dejado una visión solamente parcial de cómo es la vida del cristiano durante su espera del retorno del Mesías. Ciertamente, una de las primeras características de la espera debe ser la paciencia o la perseverancia. Pero hay otras, entre las cuales destacan dos: la oración y el cuidado fraternal

También en otra pregunta habla de la alegría, es decir cuando todo esta bien hay que orar y lo que Santiago esta diciendo pongan a Dios en primer lugar

La otra pregunta es, si alguien está enfermo, aquí se plantea la oportunidad de acercarse a Dios. La enfermedad no solo es esfera del medico sino de la gente que nos conocen. Es todo lo contrario al aislamiento y que nadie sepa nada, por el contrario es conexión con Dios y con la iglesia.

Deducimos por ciertos detalles del texto que se trata de enfermedades bastante graves. Santiago no está pensando en resfriados o dolores de cabeza. Es de suponer que el enfermo en cuestión ya ha puesto por obra las instrucciones de 5:13 y no ha encontrado alivio. El hecho de que el enfermo, en vez de levantarse e ir a los ancianos, pida que vayan a visitarlo a él, sugiere que está demasiado débil como para moverse. Son los ancianos los que oran, ungen y ejercen la fe, lo cual también sugiere que el paciente está demasiado enfermo como para tomar estas iniciativas. Literalmente, el texto dice que los ancianos han de “orar sobre él”, lo cual da la idea de que el enfermo está postrado.

La llamada ha de brotar del deseo, de la necesidad y de la fe del creyente enfermo. Cualquiera se la situación ORAMOS A DIOS

Finalmente como nota de color, el lenguaje empleado por Santiago en el verbo “sanar” puede significar tambien “salvar”; y el verbo “levantar” tiene fuertes resonancias de resurrección.

Cualquier mejora de salud que podemos conocer en esta vida solo es un pequeño anticipo de la perfecta salvación y restauración que esperamos en el día final.

 Es casi como si Santiago, con este vocabulario, estuviera diciendo: “Si el Señor no tiene la voluntad de sanar en esta vida, podemos estar seguros de que habrá perfecta sanidad en el momento de nuestra resurrección.

En todo caso, ya sea que el enfermo sane o que se muera, la promesa de Dios es de sanidad y levantamiento.