“Así que los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que pudieron encontrar, buenos y malos, y se llenó de invitados el salón de bodas.” (Mateo 22.10, NVI)

No todos los días se reciben invitaciones de este tipo.  El plan del rey de tener una buena boda para su hijo no podía fracasar. En vista del hecho de que los primeros invitados no habían demostrado interés, entonces se invita a otros. Es allí donde, hoy damos tantas gracias a Dios por haber aceptado la invitación y ser protagonistas en esta historia.

Tu vida rescatada por el Señor puede ser factor de avivamiento y expansión del Reino. El llamado es claro a la vida de toda persona, es necesario salir por los caminos para anunciar el mensaje, porque el trabajo para el Señor no es en vano. En esta parábola del banquete de bodas nos encontramos con un inconveniente y es que las personas a las que se había pensando estar, ahora no están interesadas. En la Misión muchas veces las personas que nos parece responderán pronto no lo hacen y sin embargo lo hacen aquellos que posiblemente y a nuestros ojos no estaban en los planes humanos pero si en los de Dios.

Así como algunos protagonistas de esta parábola, la cultura materialista ha llevado a muchos a querer más, el consumismo de nuestros días hace que la gente este ansiosa, insatisfecha, buscando algo nuevo que traiga felicidad. Sin embargo, la felicidad y satisfacción para la vida se encuentra aceptando la invitación de Cristo.

Se un hombre o mujer clave para avivar y expandir el reino en el lugar donde vives. Todavía podemos salir por los caminos corriendo buscando a más personas.

Oración: Señor hoy quiero salir por los caminos para invitar a los que nunca invite.