“y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.” (Lucas 8.23, NVI)

Cuando decides seguir a Jesús, tienes que ser incondicional. No esperes recibir indicaciones tal como estamos acostumbrados hoy, si habrá tormenta o si el camino estará despejado. Lo único que tenemos que estar seguros es haber dejado atrás muchas cosas y estar en la barca con Jesús.

Al decidirte estar con Jesús, no puedes estar estático, tienes que estar en movimiento. De pronto, un ejemplo para hoy puede ser la rotación y traslación de la tierra alrededor del sol en 365 días. Mientras sucede eso en la tierra se experimenta no solo el día y la noche, sino las diferentes estaciones en el año.

En la misión que cada seguidor de Jesús tiene que obedecer, sabiendo que la tormenta puede venir en cualquier momento; viajar sabiendo que aún con el llamado más claro, la tormenta se puede desatar con furia, estar en la barca sabiendo que así como el sol esta siempre, Jesús esta siempre en la barca y aun con Jesús puede haber una tormenta peligrosa,

Estoy seguro que hoy podrás recordar alguna tormenta de tu vida, que movía muchas cosas, quizás la tormenta inclusive dejó marcas, sin embargo, tu fe fue probada. ¿Seguirá habiendo tormentas? Claro que si, muy seguramente, pero ninguna de ellas mayor que nuestro Dios o que nos separe de su amor. (Rom. 8.35)

Lucas comenta esta historia, y dice “mientras navegaban” esto quiere decir, que mientras servían, mientras enseñaban, mientras discipulaban, mientras estaban en misión; la tormenta intentaba hundir la barca. Cuando pasa esto, hay preguntas, hay desconcierto y frente a todo eso Dios está ahí. Él es soberano y te dará una respuesta en el momento justo.

Oración: Señor quiero obedecerte y confiar en vos, pese a las tormentas más peligrosas de la vida, porque sé que estás conmigo