“Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.” (Lucas 10.34, NVI)

Una mañana pensando en quien podría ayudarme para organizar una actividad especial, y que estaba fuera del programa ministerial, me acordé de Andrea una hermana de mi iglesia. Procedí a contactarme con ella y las primeras palabras que escuche fue: “Tu llamado es una respuesta de Dios”. Si bien mi acción fue solo para solicitar de su servicio, para ella significó mucho.

En esta mañana, algo similar nos deja la parábola del buen samaritano, de los protagonistas de esta historia cada uno ocupó un lugar y posición importante. Dios les había dado ese lugar, precisamente al sacerdote para estar atento a las necesidades de la gente, al levita de igual manera, estaba involucrado en el servicio, sin embargo, pasaron de largo.

Cuando leo esta historia, no pienso en casualidades sino causalidades, por qué estas personas se encontraron con una realidad urgente, y no estaban a mil kilómetros de distancia, sino a metros.

Una persona samaritana, también con muchas ocupaciones entendió estar en el momento y lugar indicado, dejó por el momento las cosas importantes de su día para dedicar a lo urgente, salió de su comodidad para atender al herido y ser respuesta de Dios para el necesitado.

El enemigo número uno de los cristianos es el confort, quizás hoy salir de tu comodidad es dar comida al que tiene hambre, visitar al que está enfermo, dar una palabra de ánimo, la actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús (Fil. 2.5-9)

La posición que Dios nos da dado en este mundo es para ser de bendición y respuesta. Sal de tu comodidad y verás como Dios te puede usar.

Oración: Señor ayúdame a cambiar la perspectiva de mi vida. Quiero tener la mente de Cristo para ver el mundo como tu lo ves.