“»¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada?” (Mateo 18.12, NVI)
Cuando mis hijos eran pequeños, en reiteradas ocasiones viví algunos sustos, cuando algunos de ellos más de una vez se me perdieron ya sea jugando o por cosa de niños. Posiblemente haya vivido situaciones de ese tipo o no. De cualquier manera, imaginar esto o vivirlo causa una desesperación impresionante. en ese momento ya no hay nada más importante que encontrar al hijo, lo demás puede esperar.
Jesús en el texto de hoy pone énfasis en la oveja que se perdió. Las noventa y nueve que se mencionan entran en segundo plano, y la atención es puesta en la oveja perdida. Esta era una imagen muy conocida en el contexto de Jesús. Eso es precisamente lo que vino hacer Jesús con cada uno. Él esperaba que los discípulos se concentraran en las cosas que eran realmente importantes.
La acción que Jesús enseña que solamente se pude hacer eso cuando amas de todo corazón, ser capaz de ir en busca la oveja perdida. De esta manera, el principio que encontramos hoy nos empuja a entender que podemos ver muchas vidas alcanzadas, lideres entrenados, iglesias plantadas en ciudades y una nación como Argentina y el mundo con demostración del poder del evangelio.
La urgencia y pasión por proclamar el evangelio no se trata de programas complejos o copias de estrategias. Es la oportunidad para que la persona que esta perdida se arrepienta. También las noventa y nueve la oportunidad de levantarse con fuerza y responsabilidad. Si eres del grupo mayor tienes que levantarte e ir a las naciones, comenzando por tu ciudad, con el mensaje del evangelio, y si eres la perdida, ¡esta es tu hora!, ¡sigue a Jesús!.
Oración: Señor quiero no estar tranquilo cuando hay una persona que no conoce de Jesús, quiero estar ocupado en la misión.